martes, 16 de diciembre de 2008

Intermezzo










Pero de todo esto estarán la mayoría de ustedes al cabo de la calle, y disculpen que les diga nada sobre mediterráneos que habrán descubierto hace siglos. Lo que más me ha desagradado, sin embargo, son los llamados blogs y foros, por algunos de los cuales me he dado un paseo. No entiendo que tantos escritores tengan un blog propio y le dediquen, por fuerza, numerosas horas de su tiempo, porque me parece equivalente a esto: uno va a un bar, se sienta a una mesa y habla de lo que sea, y a continuación está expuesto a que cualquiera coja una silla y le suelte a su vez su rollo o -con demasiada frecuencia- sus imprecaciones. O bien a esto otro: uno inicia una conversación telefónica particular, y cualquier individuo puede colarse en ella y opinar lo que le plazca o ponerle verde a uno. No sé, para mí sería una pesadilla tener que escuchar pacientemente a personas que no he elegido, y con las que en algunos casos no quisiera ni cruzar media palabra. ¿Cuál es la gracia de estas tertulias escritas? ¿Ver que uno provoca reacciones? ¿Tener la comprobación inmediata de que lo que expone no cae en el vacío? ¿Llevar una vida "interactiva" (y perdonen el adjetivo)? Debe de haber mucha gente solitaria, o que aguanta la soledad -ese gran bien- pésimamente. Pero lo que más me ha desagradado es el frecuente tono insultante de los comentarios y el veneno que a menudo destilan. Amparados en el anonimato cobarde de los llamados nicks, no hay asunto que no les merezca a unos cuantos blogueros toda suerte de improperios. No veo que se discuta ni argumente apenas, sino que más bien se lanzan denuestos y groserías como en las tabernas más zafias. Hay en este mundo, o eso parece, una desproporcionada cantidad de odiadores, o llámenlos negativistas, resentidos, amargados, venados. No tantos en los blogs o foros en inglés.

El párrafo anterior tiene la autoría de Javier Marías. No es que su opinión sea determinante, importante y decisiva para mi. Pero, como tenía un poco abandonado el blog, la he recordado para empezar y para anunciar un intermedio a todos mis lectores. Tengo que replantearme dar un giro al blog y cual va a ser su temática, porque estoy especializada en aprendiz de todo, maestro de nada....y esto no es mi particular cuaderno de bitácoras ni ningún panfleto ideológico ni un diario seudosentimental. En realidad, empezó porque mi amigo hizo uno buenísimo y en un rato ocioso en el trabajo, lo cree, como un divertimento para matar el tiempo. Y a veces, me acuerdo de algo y lo cuelgo.
Pero, para ser síncera ni yo misma leería un blog de este tipo. He de reconocer que soy un poco ácrata...
Sin más dilación, me despido. Hoy no estoy en el trabajo, pero estoy muy ocupada reflexionando sobre la posible nueva colonización de África por los chinos. Al parecer, cualquier día en el aeropuerto de Johanesburgo, está hasta arriba de chinos.
Esta semana seguro que los suplementos de los periódicos, aparecen con la lista de los mejores regalos para estas fechas. Como es mi blog, os dejo la recomendación de un libro maravilloso, Tratado de las pasiones del alma, de Descartes. Es sobre todo un libro sabio. Creo que si tuviera dinero haría una reedición, con ilustraciones muy buscadas. Pero, como no lo tengo me conforme con el que está colgado en internet.

Art. 74. En qué son útiles todas las pasiones, y en que nocivas.

Ahora bien, fácil es deducir, de todo lo dicho hasta aquí que la utilidad detodas las pasiones no consiste sino en que fortalecen y conservan en el alma, pensamientos que conviene que conserve y que, sin ellas, podrán borrarse fácilmente. Y todo el mal que pueden causar consiste en que fortalezcan y conserven estos pensamientos más de lo necesario, o bien fortalezcan y conserven otros, en los que no conviene detenerse.

Creo que, de vez en cuando, necesitamos ordenar nuestras pasiones. No os podéis imaginar como entiendo este párrafo.
Mañana colgaré el libro.
Muchas gracias.

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